El 17 de octubre se cumplió un año desde que mi hermana mayor falleció a causa de un cáncer relacionado con el SIDA. Mi hermana era la persona que mantenía unida a nuestra familia después de que nuestra abuela falleciera solo tres meses después del huracán Katrina.
Se aseguraba de mantenerse siempre al tanto de todo lo que sucedía en mi vida, citas médicas, estancias en el hospital, problemas de salud mental, incluso el tiempo que pasé en la cárcel. No importaba si estaba cerca o lejos, quería entender lo que yo estaba pasando para poder ayudarme en todo lo que pudiera. Esa era mi "Blackie" (mi negrita). Así es como yo la llamaba, alta, de piel oscura y, a menudo, con una cara de mal genio que la hacía parecer inaccesible. Pero una vez que te dejaba entrar, te quería con todas sus fuerzas. Sigue leyendo...

