Image
AGLM logo

Afrontar el duelo, el estigma del VIH y la sobriedad

Submitted on Oct 27, 2025 by  Girlpozitive

**Advertencia sobre el contenido** Este artículo menciona pensamientos suicidas (recursos disponibles al final de esta página)


Traducido del inglés | Read this blog in English

El 17 de octubre se cumplió un año desde que mi hermana mayor falleció a causa de un cáncer relacionado con el SIDA. Mi hermana era la persona que mantenía unida a nuestra familia después de que nuestra abuela falleciera solo tres meses después del huracán Katrina.

Se aseguraba de mantenerse siempre al tanto de todo lo que sucedía en mi vida, citas médicas, estancias en el hospital, problemas de salud mental, incluso el tiempo que pasé en la cárcel. No importaba si estaba cerca o lejos, quería entender lo que yo estaba pasando para poder ayudarme en todo lo que pudiera. Esa era mi "Blackie" (mi negrita). Así es como yo la llamaba, alta, de piel oscura y, a menudo, con una cara de mal genio que la hacía parecer inaccesible. Pero una vez que te dejaba entrar, te quería con todas sus fuerzas.

Estaré eternamente agradecida por el increíble sistema de apoyo que me rodea.

Crecimos en Algiers, una pequeña comunidad muy unida en Nueva Orleans, donde la familia y la comunidad eran lo más importante. El 24 de junio de 2000, me diagnosticaron con VIH. Tres años más tarde, mientras estábamos evacuadas por el huracán Iván, a mi hermana la diagnosticaron con SIDA. Los médicos dijeron que no había recibido tratamiento para su diagnóstico por tanto tiempo que había comenzado a dañar sus pulmones. En ese entonces, en nuestra comunidad había falta de educación y un profundo estigma contra el VIH, por lo que mi hermana mantuvo su diagnóstico en secreto y solo se lo contó a unas pocas personas.

Hace cuatro años, la diagnosticaron con cáncer colorrectal. Después de haber entrado en remisión, el cáncer regresó con fuerza dos años más tarde. Se sometió a una cirugía, pero nunca se recuperó y, finalmente, le costó la vida. Por aquellas mismas fechas, mi madre comenzó a mostrar signos de demencia precoz. Tras el fallecimiento de mi hermana, el estado de mi madre empeoró rápidamente y tuvimos que tomar la dolorosa decisión de llevarla a un hogar de ancianos.

En febrero de 2025, mi vida comenzó a desbaratarse. Perdí mi trabajo debido a los recortes presupuestarios en los programas contra el VIH, mi coche, y sentí que estaba perdiendo la cabeza. Recurrí al alcohol, a fumar y a los comestibles para adormecer el dolor de haber perdido a mi hermana y de estar perdiendo poco a poco a mi madre a causa de la demencia. La depresión, el dolor y la adicción se apoderaron de mí. Incluso tuve pensamientos suicidas.

Entonces, una noche, en un desesperado intento por pedir ayuda, recé y luego me comuniqué con un amigo de confianza que estaba en recuperación. Le conté la verdad: que estaba pasando por tiempos difíciles y necesitaba ayuda. A los tres días, recibí un mensaje de texto de una mujer que me invitaba a una reunión del programa de 12 pasos. Cuando le dije que no tenía transporte, me pidió mi dirección y vino a recogerme ella misma. Ese momento cambió mi vida.

Es posible recibir ayuda y sanar. Todo comienza con el acto de rendirse y tener una conversación con alguien en quien confías.

Ese fue el comienzo de mi nuevo trayecto, un proceso de sanación, resignación y recuperación.

Hoy llevo 106 días sobria. Tengo una madrina, estoy trabajando los 12 pasos y he conocido a mujeres increíbles que viven la recuperación como si sus vidas dependieran de ello, porque así es. También he empezado a ir a terapia para procesar mi dolor y aprender habilidades saludables para afrontar los problemas. La vida sigue siendo la vida, pero he aprendido herramientas para abordar mis problemas de frente, sobria. Y lo más importante, he aprendido que no tengo que consumir pase lo que pase y que siempre puedo tomar el teléfono y llamar a una amiga de confianza.

Hace poco regresé a Nueva Orleans para visitar a mi madre para su cumpleaños. No sabía qué esperar. Estaba nerviosa de que no me reconociera. Le llevé rosas amarillas y pastelitos Gentilly, sus favoritos. Cuando llegué al asilo, ella escuchó mi voz, se dio la vuelta y empezó a llorar llamando mi nombre. Ese momento me llenó el alma de alegría.

Toqué sus canciones gospel favoritas y ella cantó conmigo, recordando aún cada palabra. Por FaceTime hablamos con la familia y ella se puso muy contenta. Ese día me acordé de la gracia de Dios y de lo mucho que he progresado.

Me siento muy agradecida de que Dios me haya salvado la vida para poder estar al lado de mi madre sobria, presente y serena. Y estaré eternamente agradecida por el increíble sistema de apoyo que me rodea.

A cualquiera que lea esto y esté sufriendo por su duelo, depresión, adicción o aislamiento, quiero decirte que no estás sola. Es posible recibir ayuda y sanar. Todo comienza con el acto de rendirse y tener una conversación con alguien en quien confías.

Mereces paz. Mereces sanación. Y mereces vivir.

 

Image
Bloguera Robin ("Girlpozitive") y logotipo por Una Chica Como Yo.

 


Si tú o alguien que conoces quiere recursos o apoyo en relación con los temas mencionados anteriormente, consulta:

Image

Members of The Well Project community at USCHA 2022.

Become a Member

Join our community and become a member to find support and connect to other women living with HIV.

Join now >

Girlpozitive's recent blog posts

banner

¿Recibe nuestro boletín?

Do you get our newsletter?

Suscríbase a nuestro boletín mensual y reciba la información más reciente en su bandeja de entrada.

Sign up for our monthly Newsletter and get the latest info in your inbox.

Browse Blogs by Theme

Recent Blog Posts

Our Bloggers