
Traducido del inglés | Read this blog in English
La semana pasada tuve el increíble honor de subir al mayor escenario que he pisado en mi vida, con más de 4000 asistentes. Al entrar al centro de atención bajo las brillantes luces del segmento L.I.T. (Leyendas en Formación, por sus siglas en inglés), no sólo estaba hablando a una multitud, sino que estaba de pie en mi verdad.
Mi empresa me invitó a participar en una serie especial que destacaba a personas que ellos consideran Leyendas en Formación. Pero esto no se trataba de elogios empresariales o cifras de ventas. Me dieron sólo cuatro minutos para hablar, no sobre la empresa a la que represento, sino sobre mi vida.

Cuatro minutos para dar testimonio.
Cuatro minutos para ser vulnerable.
Cuatro minutos para compartir la historia que se esconde tras la sonrisa y el éxito que todos han llegado a conocer a lo largo de mis 18 meses en la empresa.
Hablé de mis pruebas. Las batallas reales y crudas a las que me he enfrentado. El dolor, los contratiempos y los momentos que podrían haberme destrozado, pero no lo hicieron. Hablé de la trayectoria que me ha formado, fortalecido y empujado a convertirme en la mujer que estaba en ese escenario. No perfecta, pero resiliente. No completa, pero leal.
Compartir tu historia públicamente, especialmente con desconocidos, no es fácil. Pero es poderoso. Porque nunca sabes quién está escuchando, quién está esperando una confirmación de que no está solo, de que la sanación es posible y de que la grandeza aún puede surgir de las partes rotas.
Que esto te sirva de recordatorio: Tu voz importa. Tu historia importa.
Cada vez que eliges defender tu verdad, estás dando permiso a otra persona para que haga lo mismo. Puede que no siempre veas el impacto. Puede que no siempre escuches los comentarios. Pero alguien, en algún lugar, se siente conmovido, fortalecido o sanado porque tú has decidido hablar.
Así que habla con valentía. Comparte con honestidad. Y ten por seguro que, incluso en tus momentos de duda, estás marcando la diferencia al simplemente ser tú misma.
