Volver a vivir

Submitted on Oct 24, 2022 by  Healing Hope

Como parte de una colaboración con Christie's Place, organización asociada de largo tiempo, The Well Project compartirá historias de su libro "Healing Hope: A woven tapestry of strength and solace" como entradas de blog en nuestra plataforma Una Chica Como Yo. Los puntos de vista y opiniones expresados ​​en este proyecto son de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista o posiciones de The Well Project.


**Advertencia de contenido** Esta entrada incluye temas de violencia gráfica en multiples formas

Relato escrito por MR
To read in English, click here.

Me salí de mi casa a la edad de 14 años y empecé con alcohol y drogas. Siempre me sentí inferior a las demás. Desde mi actividad sexual me hacía estudios de sangre, aunque mis relaciones no fuesen constantes. Ya existía en mí el temor a una enfermedad de trasmisión sexual. Había ocasiones que regresaba a casa y mi familia siempre me recibía con amor y podía sentir su tranquilidad cuando me veían llegar, pero yo fallaba cada que mi ansiedad volvía. Les robé un par de veces aunque no me gustaba hacerlo. Siempre tuve miedo en casa y afuera.

Cuando me fui de mi casa lo hice con una amiga de la familia. Ella era adicta y conocía muy bien de la vida en la calle. Así que con ella aprendí mucho acerca de la vida. A causa de ella estuve en dos ocasiones cerca de la muerte. Sí le decía mi amiga, pero no lo fue. La primera vez hui de una muchacha que me arrimó la navaja y me dijo, "¡Aquí te manda tu amiga!".

Hoy en día, yo pienso que me lo dijo porque no pensó que yo la iba a librar, pero corrí con todas mis fuerzas. Llegué con la policía que estaba cercas y sí las encontraron, pero no tenían nada y mi amiga salió como si nada de los baños a donde ella me había llevado. Mi amistad con ella siguió, ya que no me importó en ese momento porque estaba consumiendo droga.

La segunda vez que pasé por lo mismo a causa de ella fue cuando ella había robado a un amigo de ambas. En una ocasión yo llegué a su casa de él a buscarla a ella, y él me recibió con un enorme cuchillo de cocina y me lo puso en el cuello. Él me pregunto por ella porque ella le había robado sus instrumentos musicales y todo un equipo de sonido entre otras cosas de su casa. Yo sabía que ella lo había hecho, pero no me importaba ya que ella lo hacía sin mí. Pero ese era mi temor de robar en las calles, que un día me descubrieran y me mataran ya que escuchaba historias. Le dije que no sabía en donde estaba y que por eso la había ido a buscar. Gracias a Dios me dejo ir con la advertencia de decirle que regresara todo.

La tercera cosa que hizo hacia mi persona fue venderme con un hombre que abusó de mí. Me dijo que ya le había pagado a mi amiga. Yo seguí con su amistad por varios años, pasé tantas cosas con ella que no acabaría, solo quería compartir estas que más me marcaron.

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Ilustración de una mujer parada de lado con una luz amarilla rodeándola y un rayo rojo detrás de ella.

En la adicción lo que se pierde es el sentimiento, así que no me importaba mucho. Cuando pienso que me infectaron y lo corroboré fue en el parto de mi primer hijo. Me dio dos regalos el papá de mi hijo. Aquí recalco que no pensé que estaba enferma ya. Me había dejado de hacer estudios ya que yo me aseguré de ponerle el contraceptivo. Pienso que lo rompió y quedé embarazada. Aquí ya estaba metida en las drogas más fuertes como la heroína fumada e inalada. Ya no me hacía los estudios como antes. Tenía poco que ya no iba. Toqué fondo. Ya no trabajaba y ya no pagaba mi renta.

Mi embarazo fue sin cuidados prenatales. Sufrí golpes, violaciones y otro intento de asesinato. Me intentaron ahorcar. El día que me iba aliviar, a tener mi bebé, acababa de drogarme y vinieron los dolores del parto muy fuertes. Me llevaron al hospital y me alivié y tuve a mi hijo. Cuando me lo entregaron me dijeron "Señora usted y su hijo tienen SIDA". Aquí realzo que no sabía que era portadora. No tuve ninguna reacción. No sentí nada. Ni una sola emoción ni tristeza, nada. Mis sentimientos estaban dormidos.

Me fui a mi casa con mi familia, pero llegó nuevamente mi ansiedad a las ganas de irme a consumir. Me volví agresiva con mi familia. Golpeé a mi mamá y a mi hermana y les dije "Me voy y me llevo a mi hijo, lo voy a vender". No fue mi intención decirlo ni mucho menos hacerlo. Pero lo dije porque me sentí atacada. Me dijo mi hermana, "Vete tú, el niño se queda". Y sí me fui. Me brinqué la barda, me fui a seguir drogándome.

Al año ya estaba embarazada nuevamente. El embarazo lo pasé igual; drogas, golpes, y otro intento más de asesinato. Aquí fue cuando pensé que Dios de cualquier manera cuidaba de mí. Sé que Él tocó sus corazones.

Un día decido por mí misma y por algo más grande que yo caminar hacia la casa de mi mamá. Mi hermana me recibió y le dije quiero quedarme. Decidí darnos una oportunidad. Comencé mi tratamiento y consultas. Siempre apoyada por mi madre. Se venía un proceso de recuperación muy difícil en el cual pasé por muchas cosas. Mi hijo nació bien, fue por cesárea. Siempre conté con el apoyo de la familia.

Me independicé, pero en ese trayecto pasaron cosas. Yo vivía en un cuarto muy cerca de un albergue que ya conocía. Tenía depresión, pensaba qué iba a pasar con mi hijo si yo llegara a morir. Aquí ya me había llegado ese sentimiento que no tuve cuando me habían dicho que yo y mi hijo teníamos SIDA. Apenas aquí en mi soledad estaba comprendiendo la situación y no estaba todavía muy informada. Pensé en suicidarme y al igual, a mi hijo, que estaba conmigo en ese momento. ¿Con quién se quedaría si mi mamá ya estaba sufriendo y batallando con mi otro hijo, durmiendo en una panel ellos dos? A veces ellos sin comer porque su esposo la había abandonado. Mi hermana tenía 4 hijos y apenas podían y a veces no tenían para comer. Mi otra hermana andaba en la adicción. Y la otra solo pensaba en ella, tenía, pero no iba a dejar sus viajes y sus lujos por cuidar de un niño que no era de ella. No esperé ni pensé que fuera a querer ayudarlo o protegerlo. Estaba descartada. Así que por eso pensaba en quitarnos la vida juntos. Hoy en día pienso maldito momento en que si quiera lo haya pensado. Escribo esto con lágrimas en mis ojos y con un sentimiento de coraje por haberlo pensado. Hoy en día son mis adoraciones y mis más grandes amores.

Me refugié en el albergue que me ayudó con mis problemas de adicción. Duré 3 años hasta que conocí a un gran hombre que ha sido mi fortaleza en todos los aspectos de mi vida. Él es el primer amor que he tenido estando limpia. Lo mejor que me pudo pasar. Hoy en día me agradezco por darme la oportunidad de estar bien. Muchas veces nos olvidamos en agradecernos a nosotros mismos. Sin nuestra fuerza de voluntad no logramos nada. Hoy yo me agradezco por decir ya basta, ya no quiero sufrir más. No quiero volver atrás. Agradezco a Dios por lo maravilloso que ha puesto en mi camino y que me ha pasado. Dios bendiga a las personas que fueron clave y me ayudaron y apoyaron, sobre todo a mi familia. Hoy puedo decir me amo tanto y deseo vivir mi vida lo mejor que pueda y que mi historia llegue a los demás jóvenes. Solo por hoy viviré con dignidad.

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